miércoles, 2 de diciembre de 2015

El mundo contra el SIDA














El sida fue descubierto a principio de la década del 80 cuando médicos de EEUU comenzaron a observar que había grupos de pacientes con enfermedades muy poco comunes. Los primeros casos se detectaron entre homosexuales de Nueva York y California, pero pronto comenzaron a surgir casos entre drogadictos por vía introvenosa y receptores de transfusiones de sangre. En 1982 se le dió nombre a la enfermedad.























En 1988 la Asamblea General de las Naciones Unidas manifestó su profunda preocupación por la propagación del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y decidió establecer un día para que el mundo tomara conciencia de esta grave enfermedad y de la necesidad de un plan de lucha. Es un día especial para que cada uno tome conciencia y reflexionemos acerca del rol que podemos cumplir para hacer realidad la posibilidad de controlar esta epididemia que ya se cobró 75 millones de almas y afecta a más de 33 millones de ciudadanos en el mundo.


El amor libre y el libertinaje de la decada hippie se habían vuelto un caldo de cultivo para la nueva epidemia mundial. Sólo una dulce melodía en el horizonte junto a una hermosa flor nos recuerda a todas aquellas personas que se han ido por culpa de esta tragedia humana. Tanto en tiempos modernos  como al igual que en la antigüedad, luchar contra el olvido a través del relato es la luz que nos guía.









Cuenta la mitologia que Jacinto era un muchacho del cual el dios Apolo se había enamorado apasionadamente. Por él dejó el Olimpo y se marchó a la ciudad de Delfos.
Una tarde que Apolo y su amado Jacinto estaban compitiendo en lanzamiento de disco, el dios lanzó el suyo el cual se elevó hacia las nubes, hasta el reino de Céfiro, dios del viento del oeste que se encontraba celoso por ese amor, pues mucho antes que Apolo había amado a Jacinto. Tomando cumplida venganza, Céfiro sopló y desvió el disco de Apolo, de tal modo que este alcanzó la frente del bello Jacinto, hiriéndole de muerte. Apolo, alarmado, se quedó pálido. Lavó la herida de su amante, le aplicó hierbas aromáticas, pero todo fue inútil: Jacinto murió como una flor arrancada, doblando el cuello sobre el pecho de Apolo. Este es el lamento del dios por la muerte de su amor, escrito por Ovidio:¡Te mueres en la flor de la juventud! ¡Y he sido yo, amado Jacinto el culpable por atender a tus ruegos! ¡No puedo mirarte la herida mortal sin ver en mi mano como una mancha de sangre! Mi único consuelo es el pensar que me ha movido el amor inmenso que te tengo! ¡Ojalá pudiera dar mi existencia por la tuya o morir contigo! Pero… mi lira no cesará de cantarte… y tu sangre formará una flor parecida a la azucena, excepto en el color, que siempre me recordará mi dolor con lágrimas.Jacinto murió, pero de su sangre nació una flor que lleva su nombre y rememora el amor que Apolo sintió por este mortal.

Flor de Jacinto



















Al igual que los celos de Céfiro el SIDA golpea a nuestra juventud y a todos aquellos que no toman conciencia, arrebatandolos de nuestro lado. Es necesario difundir y exigir a nuestros gobiernos apoyo y medios para que se termine con esta tragedia.
Fotos: Autor desconocido

No hay comentarios.:

Publicar un comentario